En el
Tres de Bastos nos encontramos una figura que nos da la espalda mirando hacia
el horizonte. Esta carta, en su sencillez, me parece muy ilustrativa, como se
suele decir: “menos es más” y no se necesitan enrevesadas simbologías cuando el
dibujo es esquemático pero directo. No vemos la expresión de nuestro
protagonista, pero la posición del cuerpo me transmite calma y seguridad,
quizás sea por la espalda tan derecha, los hombros rectos, los pies posados en
la tierra de forma equilibrada, sin balancear el peso hacia un lado u otro.
Su
túnica, que al ser roja nos habla de actividad y energía, está cruzada por una
banda ajedrezada que recuerda los pares de opuestos. Sobre su hombro se aprecia
un pañuelo, o algo por el estilo, color
verde, de un tono muy similar a la hierba que pisa; es la fertilidad, la
creatividad. Le flanquean tres altas varas, en representación del palo y el
número que encarna. Como en la carta anterior, las varas tienen brotes verdes,
no son simples palos secos y estériles. Las tres varas me hacen pensar en el
triángulo de la creación; con su mano derecha sostiene una de ellas, pero no en
el aire, pues las tres están firmemente arraigadas en el suelo.