Jayne Mansfield fue una de esas actrices que
podríamos encuadrar dentro del prototipo “rubia curvilínea y despampanante” que
hicieron furor en el cine de los años 50, en la estela de figuras tan
emblemáticas como la de Marilyn Monroe. Sin embargo, su muerte violenta,
rodeada de muchos puntos oscuros, acaecida el 29 de junio de 1.967 en la
Autopista 90 en dirección a Nueva Orleans, cuando tan solo tenía 34 años, sigue
siendo a día de hoy un auténtico misterio. Pero para ponernos en situación,
hagamos un breve repaso de su biografía.
Su verdadero nombre era Vera Jayne Palmer y
nació en Bryn Mawr, una pequeña localidad perteneciente al estado de
Pensilvania, en la costa este de Estados Unidos, el 19 de abril de 1.933.
Siendo muy pequeña, aproximadamente 3 años, presenció la muerte de su padre,
que sufrió un infarto mientras conducía el coche en el que viajaban además Jayne
y su madre. Afortunadamente ambas salieron ilesas del incidente.
Pocos años después, su madre se volvió a casar
y la familia se trasladó a Dallas. Jayne siempre tuvo el sueño de ser actriz y
a pesar de contraer matrimonio muy joven con su novio del instituto, Paul Mansfield,
en 1.950 y del nacimiento once meses después de su primera hija, Jayne Marie,
no cejó en su empeño y tomó clases de interpretación en la Universidad de
Texas, además de apuntarse a cualquier concurso de belleza que se celebrase y
aparecer en varios programas de televisiones locales.