Esta carta se podría definir con una sola palabra:
“dinamismo”. Simplemente observando tanto la figura del caballo galopando
furiosamente, como la del jinete blandiendo su espada como si fuera a entrar en
combate, podemos percibir esa sensación de movimiento, de acción. La imagen se
completa con esas nubes que parecen agruparse para formar, quizás, una tormenta
y esos árboles, la única vegetación que podemos apreciar, azotados por el
fuerte viento.
Los cuatro caballos del Tarot Rider-Waite-Colman presentan
un muestrario de posiciones de lo más variado, lo que resulta muy instructivo,
pues reflejan a la perfección la gama de energías que caracteriza a cada uno de
los palos. Tenemos esa pose estática de la quietud de la tierra (Oros), el paso
leve y tranquilo del agua (Copas), la posición erguida sobre las patas traseras
que representa la energía y vigor del fuego (Bastos) y el galope veloz del aire
(Espadas).