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Tarot de Marsella |
La imagen de esta carta nos recuerda un principio espiritual: la inmortalidad del alma. La existencia no es un segmento lineal, que muestra claramente marcados el principio y el final; más bien podría representarse como una espiral interminable, en la que no podemos ver ni comienzo ni fin, pues es eterna. Es una sucesión continua de ciclos en la que uno termina solamente para dar paso a otro nuevo y así infinitamente. La ilustración del Arcano X es sumamente gráfica en este sentido.
Hoy estamos arriba, pero mañana estaremos abajo, los ciclos se suceden y ahí es cuando entran en acción los miedos humanos, nos aferramos a lo que tenemos por miedo a que la Rueda de un giro y todo cambie. Lo nuevo nos da pánico, aún cuando no sabemos si es mejor o peor, pero nos acomodamos a lo viejo porque es lo conocido, lo que creemos dominar. La Rueda es imperturbable, gira sin cesar, siempre está en movimiento, es una Ley Hermética.
En muchas versiones del Tarot, por ejemplo las del tipo Marsella, la Rueda del dibujo muestra un detalle que me parece importantísimo para entender lo que representan los ciclos en nuestra existencia, no es otra cosa que la manivela. En primer lugar podemos no hacer uso de la manivela, dejar que la Rueda gire libremente, que haga lo que quiera y nosotros nos amoldamos a su ritmo. Por otro lado, podemos ser nosotros quienes, haciendo uso de la manivela, hagamos que la Rueda gire en una dirección u otra; de forma totalmente consciente elegimos la dirección: evolución o involución. Está en cada uno decidir qué hacer al respecto. Os pido que leáis varias veces este párrafo, pues en él están las verdaderas claves del Arcano X.