Hay libros que te marcan. Puede que no sean obras maestras, pero tienen
ese “algo” que te atrapa y que les convierte en manuales de consulta continua
durante mucho tiempo. Uno de esos libros es el que hoy nos ocupa “Los pilares
de la Metafísica” del autor venezolano Rubén Cedeño.
Rubén Cedeño nació en Caracas (Venezuela) el año 1.952 en una familia de
marcado carácter artístico. Es un prolífico escritor con multitud de obras a
sus espaldas, pero además es cantante, docente, compositor, pintor… Un todo
terreno. Pero quizás su faceta más conocida es la de escritor y conferenciante
de Metafísica, además de director de varios centros metafísicos. En su abultada
historia personal y profesional, destaca un hecho y es su estrecha relación con
una de las personalidades más relevantes dentro de estas prácticas, Conny
Méndez, que duró hasta el fallecimiento de esta,.
De “Los Pilares de la Metafísica” yo diría que más que un libro, es un
manual básico de iniciación para aquellas personas que están interesadas en la
Metafísica pero que se pierden entre tantos conceptos, nomenclaturas y
personajes. De la mano de Rubén Cedeño nos adentramos paso a paso en un mundo
fascinante de forma muy sencilla y práctica. Casi considero este libro como una
especie de cartilla de parvulario de la Metafísica, el ABC ideal para realizar
una primera toma de contacto con los principios más básicos y que supone un
trampolín desde el cuál nos podremos zambullir en estudios más profundos y
densos.
Está estructurado en cuatro partes bien diferenciadas: los cuatro
Pilares, que repasaremos de forma breve.
Primer Pilar: Principio de Mentalismo
En este primer apartado nos introducimos en una de las Leyes Naturales
más conocidas y a la vez peor entendidas: El Mentalismo, que se resume en el
adagio: “Todo es mente”. De forma muy sencilla, se nos explica cómo creamos
nuestra vida por medio de lo que pensamos, lo que decimos y lo que sentimos. Es
inevitable hacer un breve repaso de las seis Leyes restantes, pues se entiende
mejor el funcionamiento del Mentalismo observando todo el conjunto.
También encontraremos una explicación de varios términos que nos ayudarán
a entender el por qué y el cómo del mecanismo del Mentalismo: Dios,
Reencarnación, Karma, Perdón, … son algunos de estos conceptos. Una de las
clasificaciones que más interesante encuentro en este primer bloque del libro
es la diferenciación entre: Consciente, Subconsciente y Supraconciencia; esto
nos ayudará a comprender mejor el resto del libro.
Segundo Pilar: El Cristo
Este es un concepto que Rubén Cedeño aclara bastante bien; porque no
debemos confundir el término el Cristo con la figura de Jesús de Nazaret, que
encarnó el Cristo. En palabras del propio Rubén Cedeño:
“Antes se decía que Cristo provenía de la palabra crucificado y es falso.
Cristo es un ser ungido, lleno de gracia y no un señor clavado en una cruz”.
Según se nos muestra en este libro, todas las personas,
independientemente de la edad, el sexo, la raza o cualquier condición externa
que es mera apariencia, albergamos en nuestro interior al Cristo Interno que es
la fuerza de Dios en un estado latente; lo que sucedió al comienzo de nuestra
era es que un hombre llamado Jesús logró desenvolver todo ese potencial dormido
en su interior, despertándolo y dejando que surgiera al exterior.
Este Cristo Interno se manifiesta por medio de la Triple Llama, que
encarna los tres aspectos de la divinidad: la central Dorada es la sabiduría,
la Rosa a la derecha el amor y la Azul a la izquierda la voluntad. A su
alrededor encontramos los siete círculos, cada uno del color de una de los
siete Rayos o Llamas, que conforman el Cuerpo Causal. Recuerdo brevemente
cuáles son estos Rayos con su colores correspondientes y sus principales
atributos, aunque en la sección de Ocultismo ya hice una descripción de cada uno
de ellos:
Azul: Fe, Poder,Voluntad.
Dorado o Amarillo: Sabiduría, Inteligencia, Iluminación.
Rosa: Amor, Armonía, Cohesión.
Blanco: Belleza, Resurrección, Ascensión
Verde: Verdad, Ciencia, Curación.
Oro-Rubí: Suministro, Gracia, Paz.
Violeta:
Magia Ceremonial, Perdón, Transmutación.
También en este apartado encontramos una
interesante descripción de la composición Trina del ser humano: Espíritu, Alma
y Cuerpo. Otros dos temas importantes que se tratan en este Segundo Pilar son
el concepto del “Yo Soy” y la lámina del “Yo Soy”, ambos fundamentales para
entender nuestra constitución real según la Metafísica.
Tercer Pilar: La Jerarquía
Yo compararía esta Jerarquía como la
organización de una gran corporación de estructura piramidal, en la que cada
uno de sus miembros pertenece a un departamento concreto con sus atribuciones y
cometidos específicos.
Se supone que Sanat Kumara fundó la Jerarquía
hace unos 18 millones de años. El director de la Jerarquía actualmente es
Gautama Buddha. Por debajo de él está el Buddha de la Tierra, que es Lord
Maitreya. Estos tres personajes forman lo que se conoce como el Triunvirato de
Shamballa.
Tras el Triunvirato están los tres Departamentos
que canalizan cada uno de los tres aspectos divinos por medio de las tres
Llamas o Rayos:
El Maha Choan – Azul: se encarga de las siete razas
raíces.
El Boddhisattva –
Dorado: se encarga de las religiones, filosofías y cuerpo de creencias de cada
una de las razas raíces.
Maha Chohan –
Rosa: se encarga de todas las actividades de las razas y corrientes de vida.
Del Departamento
del Maha Choan dependen a su vez los cuatro Rayos o Llamas de atributo, es
decir, los cuatro restantes: Blanco, Verde, Oro-Rubí y Violeta.
Por supuesto, existe
toda una pléyade de Maestros, Elohim, Ángeles y diversas entidades elevadas que
tienen perfectamente delimitadas sus funciones y tareas, trabajando por el bien
común desde sus respectivas áreas.
Cuarto Pilar: La Llama Violeta
En este último apartado, Rubén Cedeño nos
explica qué es la Llama Violeta y cómo utilizarla para transmutar y limpiar
todo aquello que nos está dañando y que obstaculiza nuestro crecimiento y
desarrollo. De forma breve, a la vez que práctica, se nos muestran varios
ejemplos de cómo podemos hacer uso del inmenso poder de la Llama Violeta por
medio de la invocación, los decretos y la visualización. Incluso, al final
encontramos unos sencillos ejercicios para orientarnos en su aplicación.
Rubén Cedeño describe la Llama Violeta como “una actividad que los Maestros han enviado a la
Tierra para ayudar a la humanidad a disolver todas sus dificultades”.
No pasa nada por intentarlo, no tenemos nada
que perder y… tal vez sí mucho que ganar.
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