En 1760 se editó el Tarot de Nicolás Conver. Durante mucho tiempo, la opinión generalizada era que ya se trataba de un auténtico Tarot de Marsella, juzgad por vosotros mismos al ver las imágenes.
De hecho, esta denominación de Tarot de Marsella se empezó a aplicar en el año 1930 a esta baraja, gracias a Paul Marteau, que en aquel entonces era el director de la casa Grimaud especializada en la impresión de cartas.
Marteau realizó una reedición de esta baraja y decidió titularla: Antiguo Tarot de Marsella. Lo curioso del caso es que, hasta entonces esta baraja entraba dentro de lo que se conocía como Tarot Italiano, denominación que englobaba una serie de mazos con características comunes. Las razones que llevaron a Marteau a cambiar el nombre no son claras.