La
Reina de Bastos se representa como una gran dama que sentada en un trono
ricamente adornado. Es una mujer que no necesita elevar la voz, ni repiquetear
sus tacones de forma ruidosa para hacerse notar; su presencia majestuosa, que
no altiva, es más que suficiente para ser respetada, escuchada y admirada,
tiene aquello que se conoce como una gran personalidad. Ante el pedestal sobre
el que se eleva el trono, en posición de alerta, vemos un gato negro.
Tradicionalmente,
tanto la Reina como el Rey de Bastos, representaban a personas acomodadas de
campo, ya que los Bastos se asociaban con la naturaleza y sobre todo la
agricultura. Hoy en día no necesariamente tiene que ser así, puesto que la
sociedad ha cambiado demasiado; en general suelen ser personas de cierto éxito
en su vida profesional y social.