lunes, 29 de octubre de 2018

TAROT DE ALEISTER CROWLEY II

Siguiendo nuestro recorrido por el hipnótico Tarot de Crowley, llegamos al décimo Arcano, la Fortuna. Vemos una inmensa rueda coronada por la figura de la Esfinge portando una espada, por el lado izquierdo vemos ascendiendo a Hermanubis, el dios híbrido mezcla del Hermes griego y el Anubis egipcio; por el derecho desciende el dios primitivo Tifón que ya vimos en la carta anterior. Según nos dice Crowley en su obra “El libro de Thoth”, la Esfinge sería la representación de la Sal alquímica mientras que Hermanubis encarnaría el Mercurio y Tifón la Sal. A su alrededor observamos una serie de relámpagos que son una fuerza creativa al mismo tiempo que destructora.

Al llegar al Arcano número XI, nos encontramos con una sorpresa, la Fuerza ha sido sustituida por la Lujuria. Es una imagen realmente impactante. Vemos a una joven desnuda portando lo que podría ser el cáliz del Santo Grial, a lomos de un león de formidables proporciones y con la cabeza compuesta a su vez por múltiples cabezas. Parece que ella ha logrado dominar a la bestia. Es una carta que hay que observar con detenimiento, pues está cargada de símbolos. En la parte inferior se pueden apreciar, entre las patas del león, unas manos en actitud de oración y una cabeza. En la parte superior, se ven alrededor de esa energía luminosa que desprende el cáliz, múltiples tentáculos, o tal vez sean serpientes.

martes, 23 de octubre de 2018

LOS CUATRO YUGAS: EL CICLO HINDÚ I

La obsesión del ser humano por medir el tiempo, tal vez como un vano intento de controlarlo, ha sido una constante a lo largo de la historia. Prácticamente todas las culturas han creado su propio sistema de ciclos temporales basados en sus particulares cálculos y observaciones. La doctrina hindú describe una serie cíclica de cuatro eras, los Yugas, que se caracterizan por una progresiva decadencia social y moral según se desciende desde el período más elevado al más bajo y oscuro. Se trata de una rueda que avanza impecablemente y cuyas etapas se suceden una tras otra abarcando períodos muy largos de tiempo:

Estas cuatro Eras o Yugas son:
Krita o Satya Yuga, la Edad de Oro o Edad de la Verdad
Treta Yuga, la Edad de Plata o Edad del Ritual
Dvapara Yuga, la Edad de Bronce o Edad de la Duda
Kali Yuga, la Edad de Hierro o Edad Oscura

jueves, 18 de octubre de 2018

DOS DE BASTOS

El personaje de esta lámina, vestido de forma elegante, mira hacia el horizonte; en su mano derecha sostiene un globo terráqueo, con la izquierda sujeta una vara. El Dos de Bastos es una carta un tanto ambigua, ya sabemos que el número dos es la dualidad, son tendencias que se contraponen o se armonizan, según los casos. Centremos la atención en primer lugar en su figura central. Las vestiduras del hombre evidencian una buena posición social y económica. Su traje es naranja, un color que transmite vitalidad y fuerza, la suma de la inteligencia del amarillo y la energía del rojo. Su capa roja le reviste de mayor energía aún. Su cabeza está cubierta por un gorro también rojo, indica su categoría social.

Hay interesantes visiones sobre la actitud del hombre, y este es un punto especialmente interesante porque de aquí derivan interpretaciones distintas del significado de la carta y tal vez esto es consecuencia de esa dualidad que antes mencionaba sobre el número dos, que toma especial relevancia en este Arcano. Me gustaría recordar lo que sobre él escribió. A. E. Waite en “La Clave de las Cartas del Tarot”:

viernes, 12 de octubre de 2018

PRACTICANDO CON LA TIRADA DE CLEMENTINE

Hoy vamos a ver un ejemplo práctico de la Tirada de Clementine. Como ya vimos en la entrada anterior, esta tirada es realmente sencilla. En muchas ocasiones no necesitamos demasiadas cartas para obtener una respuesta bastante clara y que nos ayude a despejar dudas. Por supuesto, como prácticamente en todas las tiradas, siempre podemos extraer una o dos cartas más si no acabamos de ver claro lo que se nos dice en alguna posición. Aunque tampoco conviene sacar muchas más. Próximamente escribiré al respecto, pues es un tema en el que no hay un consenso, daré mi opinión al respecto y que cada quién elija lo que más le apetezca.

Para la lectura de hoy vamos a recurrir a una de esas amistades imaginarias que tanto juego nos proporcionan. Hoy será Lourdes quien nos consulte sobre su vida sentimental. Lleva dos años de relación con Jaime, con los altibajos habituales en una pareja, pero nada especialmente reseñable. La cuestión es que desde hace tres meses la relación se ha ido enfriando, hay menos comunicación; todo ello ha coincidido con las ausencias de Jaime por motivos laborales, ya que ahora tiene que hacer frecuentes desplazamientos en representación de su empresa. Lourdes está preocupada porque piensa que la situación actual hace que peligre su relación. Así que, pregunta a las cartas cuál es el motivo de este enfriamiento, pues no sabe si se debe simplemente a los viajes o hay algo más ¿Ya no siente nada por ella? ¿Quizás es que ha conocido a alguien?.

jueves, 4 de octubre de 2018

EL CINTURÓN DE KUIPER Y SU ACANTILADO

Llevo un año muy movido en todos los aspectos, especialmente en cuestiones dentales. Realmente he hecho de la consulta de mi dentista mi segundo hogar, aún en contra de mi voluntad. El caso es que hace un par de meses, en uno de esos momentos que se prolongan indefinidamente en la sala de espera, decidí pasar el rato hojeando revistas, algo que no suelo hacer porque realmente me interesan muy poco las andanzas de gente que ni sé quién es. Pero, curiosamente, mi dentista es muy peculiar y, mezcladas con revistas del corazón, tiene unas cuantas destinadas al mundo del motor (tema que me interesa todavía menos) y varios ejemplares de revistas de ciencia. Así que, opté por una de estas últimas.

Para mi sorpresa estuve bastante entretenida con un ejemplar atrasado de “Muy interesante”; especialmente me llamó la atención un artículo sobre algo que no tenía ni la menor idea de lo que era, en mi vida había oído hablar de semejante cosa. Se titulaba El Acantilado de Kuiper, y empecé a leerlo, pensando que sería un acantilado de alguna isla exótica (quien supiera de antemano de qué se trata, perdone mi ignorancia, pero no soy muy de ciencia). El caso es que el texto me atrapó. Y no, no se trata de un atolón en el pacífico ni nada por el estilo, por el contrario, para ubicarlo, tenemos que alejarnos muchísimo más, concretamente tenemos que dejar atrás Neptuno hasta llegar al Cinturón de Kuiper.