Para empezar, he de hacer una aclaración ya que muchas personas consideran a Edgar Cayce como un profeta, al estilo de Nostradamus o Jeane Dixon, pero nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que son famosas sus profecías, a las que dedicaré la próxima entrada de El Baúl, Edgar Cayce fue conocido sobre todo por la información que proporcionó sobre las antiguas civilizaciones en estado de trance, así como por su diagnósticos y tratamientos de enfermedades y por sus recomendaciones sobre temas variados como reencarnación, bienestar espiritual, alimentación y salud, etc.
Edgard Cayce era conocido como el profeta durmiente, porque realizaba sus lecturas psíquicas en estado de trance mientras estaba tumbado como si durmiese una siesta. Nació en una granja cercana a la localidad de Hopkinsville (Kentucky – U.S.A.) el 18 de marzo de 1.877. Es muy difícil desligar la biografía, estrictamente hablando, de la leyenda que se ha tejido en torno a su figura, pues se entremezclan los datos de una manera impresionante. En cualquier caso, pocos psíquicos han estado rodeados de una aureola casi sobrenatural como Edgar Cayce.